Con frecuencia, este es un caso que se debe tratar con sumo cuidado. No podemos ofrecer ninguna instrucción precisa, pues la forma como trates con tu familia este tema depende de varios factores: tu edad, tu comunidad, tu relación con tu familia, tus experiencias religiosas previas...
Es tal vez lo más difícil que te toque hacer como musulmán nuevo. Para mucha gente es una posibilidad de que se abran viejas heridas, un riesgo de lastimar los sentimientos de ambos lados y una amenaza de destrozar las relaciones familiares.
Para otros no es así, pues ellos saben que serán aceptados por sus padres, hermanos y demás familiares de forma incondicional. Ma Sha Al-lah.
Para los adolescentes mi consejo será distinto del que doy a los adultos independientes y hasta casados. In Sha Al-lah nos ocuparemos primero del caso de los jóvenes que aún viven con sus padres.
Consejos para los adolescentes
Con frecuencia, este es un caso que se debe tratar con sumo cuidado. No podemos ofrecer ninguna instrucción precisa, pues la forma como trates con tu familia este tema depende de varios factores: tu edad, tu comunidad, tu relación con tu familia, tus experiencias religiosas previas, el compromiso o ausencia de compromiso de tus padres para con una religión específica y su voluntad de explorar ideas nuevas.
Aunque parezca una idea extraña, lo han dicho antes otros hermanos islamizados y lo digo ahora yo mismo: mayormente conviene esperar 6 meses, o hasta un año, para contarles. Los motivos para esto varían: necesitas tener mayor firmeza en la práctica del Islam, necesitas hacer amigos y crearte un “sistema de apoyo” entre los miembros de la comunidad musulmana.
Esto es por si tus padres reaccionan a tu islamización tratando de “desprogramarte” o concertando “una cita” con el pastor, sacerdote o rabino local. Así podrás apoyarte en tu conocimiento del Corán y la fuerza que te da el ser ya un musulmán practicante.
Darte el tiempo para crear un “sistema de asistencia y apoyo” dentro de la comunidad musulmana es importante, pues así tendrás amigos para ayudarte y guiarte, para ayudarte a responder a las dudas o preocupaciones que pueda tener tu familia y que te ayuden a mudarte en caso de que tus padres decidan que no puedes más vivir en su casa. Si temes que tu familia reaccione con abuso físico o con un intento de “secuestro y desprogramación” (sí, ¡sucede!), asegúrate de tener a alguien allí como testigo y apoyo. Sin importar si eres musulmán o no, tienes el derecho de no ser maltratado. Si tu familia te maltrata, busca la ayuda necesaria para salir de tal situación lo más pronto posible.
Otro buen motivo para esperar un poco es para ayudar a tus padres a percatarse de los cambios positivos que el Islam genera en ti: mayor preocupación por la higiene y la apariencia personal, mayor disciplina en tus actividades diarias y tus tareas escolares, el hecho de no caer bajo presión en el alcoholismo, la drogadicción o la fornicación, tu mayor voluntad de servir a tus padres ayudando en casa, tu mayor compromiso en tu trabajo (si tienes uno), etc. Dales un tiempo para que se complazcan con estos cambios positivos, de manera que puedan ver que el Islam es beneficioso, no solo para ti sino para todos. Si ven que el Islam “es bueno para ti” ellos reaccionarán de forma más positiva cuando les hables del tema.
Para los adultos
Como un adulto, especialmente si eres independiente o estás casado, tus padres y familiares están al tanto de que estás facultado para tomar tus propias decisiones.
Algunos recién islamizados no se molestan por la forma en que puedan reaccionar sus padres por este motivo. Otros, sin embargo, consideran muy importante que sus familias respeten y acepten su decisión. Esto puede ser difícil, especialmente si hay niños o un yerno detestado de por medio.
Un adulto que elije ser musulmán debe tener en cuenta algunas de las mismas consideraciones que tiene el adolescente recién islamizado: ¿Cuál es tu relación con tu familia? ¿Cuál es su grado de compromiso con la religión o de ausencia del mismo? ¿Qué grado de compromiso tuviste con alguna religión anterior? ¿Qué tan abierta es tu familia a ideas nuevas? Para un adulto, estas consideraciones también incluyen: ¿Cómo se sienten tus padres acerca de tu pareja? ¿Tienen tus padres antecedentes de hacerte sentir obligado con ellos por favores que te hayan hecho desde que dejaste su casa? ¿Qué tan cercanos son tus padres a tus hijos, si los tienes?
Ya que no vives más con tus padres será más fácil que les des el tiempo y espacio suficientes para que puedan digerir tu anuncio. Asegúrate de explicarles enfáticamente que esto no te cambiará de forma radical y que tú deseas mucho mantener intacta tu relación con ellos.
Asegúrate de que ellos sigan teniendo acceso a sus nietos; pero, al mismo tiempo, déjales bien claro que no vas a tolerar que les enseñen otra cosa fuera del Islam ni que les den de comer cosas Haram (ilícitas) o que les hagan participar de celebraciones Haram.
En algunos casos es mejor que les comuniques tu islamización estando solos, así evitarás que le echen la culpa a tu esposo o esposa o lo agredan. Asegúrate que ellos sepan que tienen que tratar contigo directamente.
Tratando con tus hermanos y hermanas
Muchos tenemos por lo menos un hermano, y es importante tratar con cada hermano individualmente. Si eres aún adolescente, esto significa hablar con cada uno de tus hermanos mayores y menores y dejar que hagan las preguntas que deseen sobre ti. Hazles saber que aún eres la misma persona con la que solían discutir a quién le toca lavar los platos y que aún eres su hermano o hermana. Enfatiza el hecho de que aún los amas, en especial si son menores y muy jóvenes para entender por qué tú no vas más a la iglesia. Sobre todo, asegúrate de que estás actuando como un buen ejemplo, tanto para tus hermanos menores como para los mayores.
Si eres un adulto tienes muchas chances de que haya ciertos “asuntos” pendientes entre tú y tus hermanos y probablemente ni te hables con algunos. También hay más posibilidades de que estén viviendo todos en diferentes ciudades y estados. Cuando se trate de tus hermanos mayores es mejor escribirles una carta o hacerles una llamada telefónica donde puedas explicarles claramente tu decisión y responder a todas sus preguntas. Prepárate para algunos resentimientos que puedan aflorar, en especial los relacionados con incidentes de la infancia.
No les recrimines por sentirse dolidos, dales tiempo de superar cualquier incomodidad que puedan tener: esto puede ser algo más profundo que tu elección de ser musulmán. Asegúrales que sigues siendo el mismo hermano o hermana que gusta de comer tartas de queso o mirar juegos de fútbol.
Si no te tratas con alguno de tus hermanos es mejor que evites comunicarles tu decisión a todos juntos, hasta que puedan lograr un entendimiento mutuo como familia que son.
A todos los musulmanes nuevos
Lo más importante es que no permitas que te arrastren a un debate de “cristianismo vs. Islam” o “judaísmo vs. Islam” o “hinduismo vs. Islam” o cualquier otra clase de debate interreligioso con tus padres u otros familiares.
Sé de varios musulmanes nuevos cuyos padres o hermanos pertenecen a iglesias evangélicas militantes y que han sido acosados, tentados y condenados por ellos. NO LES PERMITAS ARRASTRARTE HACIA UN CONFLICTO RELIGIOSO DE NINGUNA MANERA.
Si alguno de tus familiares te juzga severamente (por ejemplo, que te diga: “¡Tú eres un adorador de Satanás y te irás al Infierno!”) ¡No le respondas de la misma forma! Si tu relación, aparte de esta diferencia religiosa, se puede salvar, entonces evita cualquier discusión religiosa hasta que todos tengan la voluntad de llevarla cabo en una forma más tolerante y civilizada.
La segunda sugerencia es que no permitas convertirte tú mismo en un evangelizador militante. Evita los intentos agresivos y continuos de convertir a los miembros de tu familia, pues esto no hará sino traer resentimiento y separación entre ustedes. El llamado al Islam debe ser un llamado gentil, y la mejor manera de hacer Da’wah a tu familia es que tú mismo te conviertas en un ejemplo vivo del Islam. Si se las acosa, las personas se hacen tremendamente tercas al ser confrontadas y no ceden ante nada. No provoques tú la tensión entre tú y tu familia.
Finalmente, no te dejes desmoralizar o entristecer por los comentarios antiislámicos o islamofóbicos que tus padres o familiares te puedan hacer. Muchos americanos saben del Islam sólo a través de los noticieros y películas como “No sin mi hija”. No dejes que te agredan con apodos como “terrorista” o “abusador de mujeres”, y no les respondas tú por tu lado acusándolos de “sionistas” o “hipócritas”, etc. En lugar de hacer esto, más bien trata de corregir gentilmente cualquier concepto errado que tengan del Islam y de los musulmanes. Si eres mujer, trata de explicarles asegurándoles que el Islam te da tus derechos y háblales de tu compromiso de usar la vestimenta islámica.
Si tienen sincera preocupación por tu seguridad como mujer musulmana, intenta conseguir una visita a la mezquita y una cita con el Imam o concertarles una reunión para tomar café con algunas otras hermanas musulmanas
Es tal vez lo más difícil que te toque hacer como musulmán nuevo. Para mucha gente es una posibilidad de que se abran viejas heridas, un riesgo de lastimar los sentimientos de ambos lados y una amenaza de destrozar las relaciones familiares.
Para otros no es así, pues ellos saben que serán aceptados por sus padres, hermanos y demás familiares de forma incondicional. Ma Sha Al-lah.
Para los adolescentes mi consejo será distinto del que doy a los adultos independientes y hasta casados. In Sha Al-lah nos ocuparemos primero del caso de los jóvenes que aún viven con sus padres.
Consejos para los adolescentes
Con frecuencia, este es un caso que se debe tratar con sumo cuidado. No podemos ofrecer ninguna instrucción precisa, pues la forma como trates con tu familia este tema depende de varios factores: tu edad, tu comunidad, tu relación con tu familia, tus experiencias religiosas previas, el compromiso o ausencia de compromiso de tus padres para con una religión específica y su voluntad de explorar ideas nuevas.
Aunque parezca una idea extraña, lo han dicho antes otros hermanos islamizados y lo digo ahora yo mismo: mayormente conviene esperar 6 meses, o hasta un año, para contarles. Los motivos para esto varían: necesitas tener mayor firmeza en la práctica del Islam, necesitas hacer amigos y crearte un “sistema de apoyo” entre los miembros de la comunidad musulmana.
Esto es por si tus padres reaccionan a tu islamización tratando de “desprogramarte” o concertando “una cita” con el pastor, sacerdote o rabino local. Así podrás apoyarte en tu conocimiento del Corán y la fuerza que te da el ser ya un musulmán practicante.
Darte el tiempo para crear un “sistema de asistencia y apoyo” dentro de la comunidad musulmana es importante, pues así tendrás amigos para ayudarte y guiarte, para ayudarte a responder a las dudas o preocupaciones que pueda tener tu familia y que te ayuden a mudarte en caso de que tus padres decidan que no puedes más vivir en su casa. Si temes que tu familia reaccione con abuso físico o con un intento de “secuestro y desprogramación” (sí, ¡sucede!), asegúrate de tener a alguien allí como testigo y apoyo. Sin importar si eres musulmán o no, tienes el derecho de no ser maltratado. Si tu familia te maltrata, busca la ayuda necesaria para salir de tal situación lo más pronto posible.
Otro buen motivo para esperar un poco es para ayudar a tus padres a percatarse de los cambios positivos que el Islam genera en ti: mayor preocupación por la higiene y la apariencia personal, mayor disciplina en tus actividades diarias y tus tareas escolares, el hecho de no caer bajo presión en el alcoholismo, la drogadicción o la fornicación, tu mayor voluntad de servir a tus padres ayudando en casa, tu mayor compromiso en tu trabajo (si tienes uno), etc. Dales un tiempo para que se complazcan con estos cambios positivos, de manera que puedan ver que el Islam es beneficioso, no solo para ti sino para todos. Si ven que el Islam “es bueno para ti” ellos reaccionarán de forma más positiva cuando les hables del tema.
Para los adultos
Como un adulto, especialmente si eres independiente o estás casado, tus padres y familiares están al tanto de que estás facultado para tomar tus propias decisiones.
Algunos recién islamizados no se molestan por la forma en que puedan reaccionar sus padres por este motivo. Otros, sin embargo, consideran muy importante que sus familias respeten y acepten su decisión. Esto puede ser difícil, especialmente si hay niños o un yerno detestado de por medio.
Un adulto que elije ser musulmán debe tener en cuenta algunas de las mismas consideraciones que tiene el adolescente recién islamizado: ¿Cuál es tu relación con tu familia? ¿Cuál es su grado de compromiso con la religión o de ausencia del mismo? ¿Qué grado de compromiso tuviste con alguna religión anterior? ¿Qué tan abierta es tu familia a ideas nuevas? Para un adulto, estas consideraciones también incluyen: ¿Cómo se sienten tus padres acerca de tu pareja? ¿Tienen tus padres antecedentes de hacerte sentir obligado con ellos por favores que te hayan hecho desde que dejaste su casa? ¿Qué tan cercanos son tus padres a tus hijos, si los tienes?
Ya que no vives más con tus padres será más fácil que les des el tiempo y espacio suficientes para que puedan digerir tu anuncio. Asegúrate de explicarles enfáticamente que esto no te cambiará de forma radical y que tú deseas mucho mantener intacta tu relación con ellos.
Asegúrate de que ellos sigan teniendo acceso a sus nietos; pero, al mismo tiempo, déjales bien claro que no vas a tolerar que les enseñen otra cosa fuera del Islam ni que les den de comer cosas Haram (ilícitas) o que les hagan participar de celebraciones Haram.
En algunos casos es mejor que les comuniques tu islamización estando solos, así evitarás que le echen la culpa a tu esposo o esposa o lo agredan. Asegúrate que ellos sepan que tienen que tratar contigo directamente.
Tratando con tus hermanos y hermanas
Muchos tenemos por lo menos un hermano, y es importante tratar con cada hermano individualmente. Si eres aún adolescente, esto significa hablar con cada uno de tus hermanos mayores y menores y dejar que hagan las preguntas que deseen sobre ti. Hazles saber que aún eres la misma persona con la que solían discutir a quién le toca lavar los platos y que aún eres su hermano o hermana. Enfatiza el hecho de que aún los amas, en especial si son menores y muy jóvenes para entender por qué tú no vas más a la iglesia. Sobre todo, asegúrate de que estás actuando como un buen ejemplo, tanto para tus hermanos menores como para los mayores.
Si eres un adulto tienes muchas chances de que haya ciertos “asuntos” pendientes entre tú y tus hermanos y probablemente ni te hables con algunos. También hay más posibilidades de que estén viviendo todos en diferentes ciudades y estados. Cuando se trate de tus hermanos mayores es mejor escribirles una carta o hacerles una llamada telefónica donde puedas explicarles claramente tu decisión y responder a todas sus preguntas. Prepárate para algunos resentimientos que puedan aflorar, en especial los relacionados con incidentes de la infancia.
No les recrimines por sentirse dolidos, dales tiempo de superar cualquier incomodidad que puedan tener: esto puede ser algo más profundo que tu elección de ser musulmán. Asegúrales que sigues siendo el mismo hermano o hermana que gusta de comer tartas de queso o mirar juegos de fútbol.
Si no te tratas con alguno de tus hermanos es mejor que evites comunicarles tu decisión a todos juntos, hasta que puedan lograr un entendimiento mutuo como familia que son.
A todos los musulmanes nuevos
Lo más importante es que no permitas que te arrastren a un debate de “cristianismo vs. Islam” o “judaísmo vs. Islam” o “hinduismo vs. Islam” o cualquier otra clase de debate interreligioso con tus padres u otros familiares.
Sé de varios musulmanes nuevos cuyos padres o hermanos pertenecen a iglesias evangélicas militantes y que han sido acosados, tentados y condenados por ellos. NO LES PERMITAS ARRASTRARTE HACIA UN CONFLICTO RELIGIOSO DE NINGUNA MANERA.
Si alguno de tus familiares te juzga severamente (por ejemplo, que te diga: “¡Tú eres un adorador de Satanás y te irás al Infierno!”) ¡No le respondas de la misma forma! Si tu relación, aparte de esta diferencia religiosa, se puede salvar, entonces evita cualquier discusión religiosa hasta que todos tengan la voluntad de llevarla cabo en una forma más tolerante y civilizada.
La segunda sugerencia es que no permitas convertirte tú mismo en un evangelizador militante. Evita los intentos agresivos y continuos de convertir a los miembros de tu familia, pues esto no hará sino traer resentimiento y separación entre ustedes. El llamado al Islam debe ser un llamado gentil, y la mejor manera de hacer Da’wah a tu familia es que tú mismo te conviertas en un ejemplo vivo del Islam. Si se las acosa, las personas se hacen tremendamente tercas al ser confrontadas y no ceden ante nada. No provoques tú la tensión entre tú y tu familia.
Finalmente, no te dejes desmoralizar o entristecer por los comentarios antiislámicos o islamofóbicos que tus padres o familiares te puedan hacer. Muchos americanos saben del Islam sólo a través de los noticieros y películas como “No sin mi hija”. No dejes que te agredan con apodos como “terrorista” o “abusador de mujeres”, y no les respondas tú por tu lado acusándolos de “sionistas” o “hipócritas”, etc. En lugar de hacer esto, más bien trata de corregir gentilmente cualquier concepto errado que tengan del Islam y de los musulmanes. Si eres mujer, trata de explicarles asegurándoles que el Islam te da tus derechos y háblales de tu compromiso de usar la vestimenta islámica.
Si tienen sincera preocupación por tu seguridad como mujer musulmana, intenta conseguir una visita a la mezquita y una cita con el Imam o concertarles una reunión para tomar café con algunas otras hermanas musulmanas
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