lunes, 27 de septiembre de 2010

Muhammad, el Mensajero de Allah Su misericordia hacia las mujeres.


Antes de la época del Profeta Muhammad (las bendiciones y la paz de Allah sean con él) las mujeres estaban oprimidas, eran insultadas, deshonradas, aún enterradas vivas ante los ojos y el conocimiento de grandes estados como Persia, que durante ese período sólo le concernían cuestiones como la expansión de sus colonias.

Cuando el Profeta Muhammad llegó, devolvió a las mujeres su libertad, las rescató de la sumisión a los hombres. Las trató como seres humanos, con igualdad con respecto a los hombres (excepto por las diferencias innatas), merecedoras de derechos y obligaciones.

El impidió el matarlas, herirlas, sepultarlas, insultarlas; más aún determinó que los mejores de sus seguidores eran quienes trataban bien a las mujeres, dijo: “El mejor de ustedes, es el que es mejor con las mujeres.”

También dijo: “Los mejores musulmanes son quienes tienen la mejor ética y moral; y el mejor de ellos es quien trata mejor a su esposa.”

Él ordenó a su nación a ser gentiles con las mujeres. Dijo: “Trátenlas con delicadeza como si fueran de cristal.”

Él afirmó sus derechos diciendo: “¡Oh Allah! Permanece junto a los derechos de dos personas débiles: los huérfanos y las mujeres.” El significado de este Hadiz es la advertencia por parte de Muhammad hacia los que maltraten a las mujeres.

Lo más grandioso e impresionante de Muhammad, fue que ordenó a sus compañeros a establecer el derecho de las mujeres, en el momento en que su propia muerte se acercaba.

¿Ha habido alguna otra persona importante en la historia, que estando cerca de su muerte ordenara que los derechos de las mujeres se respetaran?

No la ha habido…cuando ellos se acercaban a su muerte se preocupaban sólo por sí mismos.

Sin embargo, Muhammad, el Mensajero de Allah, ha demostrado su grandeza y el respeto hacia las mujeres, defendiendo y demostrando su clemencia hacia ellas, luchando casi hasta la muerte, legando a la humanidad la benevolencia para con las mujeres, aún persuadiendo a que sean benevolentes entre ellas.

Dijo: “Sean buenos con las mujeres.”

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