martes, 21 de septiembre de 2010
NADA TE TURBE
Reflexionemos:
Nada te turbe, porque ya en el pasado cuando estuviste triste, tu situación no mejoró en absoluto por sentir aflicción. ¿Acaso cuando te deprimiste porque a tu hijo le fue mal en la escuela, tu depresión mejoró sus notas? ¿Acaso cuando te sentiste muy abatido por el fallecimiento de tu padre, tu tristeza le devolvió la vida? ¿Acaso cuando perdiste tu negocio y te entristeciste, tu amargura cambió la situación y convirtió tus pérdidas en ganancias?
Nada te turbe, porque si te desanimas y entristeces por una adversidad, sólo conseguirás otro fracaso. Si te deprimes por la pobreza, sólo lograrás empeorar esa angustiante situación. Si caes en un estado sombrío debido a las palabras de tus enemigos, sin querer los estarás ayudando en sus ataques contra ti. Cuántas veces te preocupaste porque sentías que sucedería algo malo, mas eso nunca sucedió.
Nada te turbe, porque la tristeza hace que veas veneno donde no hay más que agua fresca y que veas un cactus cuando en realidad estás viendo una rosa o un desierto cuando estás vislumbrando un jardín exuberante y que sientas que estás en una prisión agobiante cuando en realidad estás viviendo en una tierra vasta y espaciosa.
Nada te turbe, pues posees un cuerpo sano, con miembros fuertes, y además vives en paz y seguridad. “¿Cuál de las gracias de vuestro Señor negaréis?” (Corán 55:13)
La bendición del conocimiento
“…y te ha enseñado lo que no sabías. El favor de Dios sobre ti es grandioso.” (Corán 4:113)
La ignorancia mata a la conciencia y al alma de la persona.
“Te advierto para que no te cuentes entre los ignorantes” (Corán 11:46)
El conocimiento es una luz que nos guía hacia la sabiduría. Es vida para el alma y combustible para la personalidad.
¿Acaso aquel que estaba muerto de corazón, perdido en la incredulidad y le dimos la vida guiándole, y le proporcionamos una luz con la cual transita entre la gente es igual a aquel que se encuentra entre tinieblas y no puede salir de ellas? (Corán 6:122)
La felicidad y el buen ánimo llegan de la mano de la educación, porque a través del conocimiento uno puede alcanzar sus metas y descubrir lo que hasta entonces estaba oculto. El alma, pos su propia naturaleza, ansía la adquisición de nuevos conocimientos para estimularse a sí misma y también a la mente.
La ignorancia provoca aburrimiento y angustia porque el ignorante lleva una vida que nunca ofrece nada nuevo ni estimula a la mente. Ayer igual que hoy, hoy igual que mañana, y así sucesivamente.
Si deseas la felicidad, debes buscar instruirte y adquirir nuevos conocimientos y verás cómo la ansiedad, la depresión y la angustia se alejarán de ti.
“…y di: “¡Oh, Señor mío! Acrecienta mi conocimiento” . (Corán 20:114) “¡Lee! En el nombre de tu Señor, Quien creó todas las cosas”. (Corán 96:1)
El Profeta (las Bendiciones y la Paz de Dios sean con él) dijo:
“Si Dios quiere el bien para alguien, le concede conocimiento en la religión”.
Por lo tanto, si alguien es ignorante, no debe estar orgulloso de su riqueza ni de su estatus social pues su vida carece de significado y sus logros serán penosamente incompletos.
“¿Acaso quien reconoce que lo que te reveló tu Señor es la Verdad es igual al ciego de corazón?”. (Corán 13:19)
El arte de la felicidad
Una de las mayores bendiciones es tener un corazón apacible, estable y feliz. Ya que cuando estamos felices, la mente se despeja y nos permite ser personas productivas. Se dice que desarrollar la felicidad en nuestro interior es un arte que se debe cultivar. Pero ¿cómo se aprende?
Un principio básico para alcanzar la felicidad es tener la capacidad de soportar y manejar cualquier situación. Por lo tanto, no deber dejarte regir por las circunstancias difíciles ni tampoco debes molestarte por problemas insignificantes. Cualquier persona si desarrolla la pureza en su corazón y la capacidad de soportar las dificultades puede alcanzar la felicidad. Al poner en práctica la paciencia y la tolerancia, las calamidades te serán mucho más fáciles de soportar.
Lo opuesto a la felicidad es tener una visión limitada que no nos permita ver más allá de una corta distancia, y preocuparse por uno mismo olvidándose del mundo y de todo lo que hay en él.
Dios describió a sus enemigos de la siguiente manera:
“Otros, en cambio, preocupados tan sólo por su suerte”. (Corán 3:154)
Es como si se creyeran tan importantes como todo el universo, o al menos el centr del mismo. No piensan en los demás ni tampoco viven por nadie que no sea por ellos mismos. Debes preocuparte por ti pero también por los demás, incluso alejarte un poco de tus propios problemas para olvidar las heridas que hay en tu vida. Al hacer esto obtendrás dos cosas: ser feliz y dar alegría a los que te rodean.
Una actitud básica para desarrollar el arte de la felicidad es frenar y restringir nuestros pensamientos, no permitir que se extravíen o se escapen y se desenfrenen. Porque si dejas que tus pensamientos divaguen a su antojo, correrán salvajemente y terminarán por controlarte. Abrirán el registro de las penurias del pasado y te recordarán la historia de tus infortunios, comenzando por el día en que saliste del vientre de tu madre. Si vacilas recordando esos pensamientos, te traerán imágenes de las dificultades del pasado y te presentarán un futuro aterrador. También estremecerán todo tu ser y provocarán que tus entimientos se enfurezcan. Por lo tanto, debes restringirlos, dirigirlos y concentrarlos para pensar solamente en cosas fructíferas y trabajos benéficos.
“Encomiéndate al Viviente Inmortal” (Corán 25:58)
Otro de los principios del arte de la felicidad es apreciar la vida en este mundo según su verdadero mérito y valor. Esta vida es frívola y no te garantiza nada excepto que algún día deberás dejarla. Esta vida está llena de calamidades, dolores y heridas. Si esa es la descripción de esta vida, ¿cómo puede uno entonces verse afectado por calamidades menores o cómo puede uno lamentarse por cosas tan materiales como la que suceden a diario? Los mejores momentos de la vida están viciados, sus promesas futuras son meros espejismos, los exitosos son envidiados, el bendecido está amenazado constantemente y los que aman se ven sorprendidos de repente por la desgracia.
Un dicho dice:
“El conocimiento sólo se adquiere mediante el aprendizaje, y la benevolencia se adquiere mediante la tolerancia”.
Si uno intentara aplicar el significado de este Dicho al tema que estamos tratando, podríamos ir un paso más allá y decir que la felicidad se logra manifestándola. Es decir, se la adquiere sonriendo constantemente, buscando razones para estar felices e incluso obligando a la felicidad a entrar en nosotros, así hasta que algún día llegue por sí sola.
La verdad es que no se puede evitar todo resabio de angustia, porque la vida fue creada como una prueba:
“Que por cierto creamos al hombre y éste deberá soportar las adversidades” (Corán 90:4)
Pero el mensaje que trato de darte es que debes, en la medida de lo posible, reducir la cantidad y la intensidad de tu angustia. En cuanto a estar totalmente libre de angustia, eso es algo que pueden conseguir los habitantes del Paraíso en el Más Allá. Es por esta razón que dirán:
“Y dirán: ¡Alabado sea Dios, que ha hecho desaparecer toda tristeza de nosotros!”. (Corán 35:34)
Esto prueba que la angustia no se irá del todo hasta tanto no estemos en el Paraíso. De igual manera, los rencores.
“Y purificaremos sus corazones de todo rencor” (Corán 15:47)
Por eso cuando una persona conoce la naturaleza de este mundo y sus cualidades, se da cuenta de que es engañoso y frívolo, entiende totalmente que esa es su naturaleza y descripción.
Si el mundo es como yo lo he descrito aquí, entonces la persona inteligente no debe ayudarlo en su embestida, no debe rendirse a la depresión y la ansiedad. Lo que debemos hacer es defendernos de todos los sentimientos que puedan dañar nuestras vidas, como una guerra que debemos librar utilizando todas nuestras fuerzas para obtener la victoria.
“¡…sin perder la fe por los reveses padecidos en la causa de Dios, flaquear o someterse al enemigo! Dios ama a los perseverantes.” (Corán 3:146)
Reflexionemos:
Nada te turbe, pues si eres pobre, seguramente habrá muchas personas que también tengan deudas como tú. Si no tienes tu propio medio de movilidad, seguramente habrá alguien que no posee sus piernas o que no puede movilizarse. Si tienes razones para quejarte del dolor de la enfermedad, seguramente habrá alguien que está postrado desde hace varios años. Y si has perdido un hijo, seguramente alguien perdió toda su familia en un inesperado accidente de tránsito.
Nada te turbe, porque si te sientes triste, estarás alterando tu alma y tu corazón y no podrás conciliar el sueño con tranquilidad.
Un poeta árabe dijo:
“Con cuánta frecuencia la desesperanza se apodera
del joven cuando se ve afligido, y en Dios está la
salida. Cuando la situación se torna insoportable y
la cuerda se tensa y parece cortarse, todo se
soluciona a pesar que en ningún momento pensó
que podría salvarse”.
Controla tus emociones
Las emociones se alteran por dos razones: por la alegría extrema o por un dolor intenso. En un dicho, el Profeta (las Bendiciones y la Paz de Dios sean con él) dijo:
“Se me ha prohibido emitir dos sonidos tontos y perversos en dos estados: ante la felicidad extrema y ante las calamidades.” “No os desesperéis por lo que no habéis conseguido y no os regocijéis por lo que os hemos concedido” (Corán 57:23)
Por esta razón, el Profeta (las Bendiciones y la Paz de Dios sean con él) dijo:
“La verdadera paciencia es aquella que se manifiesta ante el primer impacto”.
Por lo tanto, cuando uno contiene sus emociones, tanto en ocasiones felices como en la adversidad, tiene más probabilidades de alcanzar la paz y la tranquilidad, la felicidad y el alivio y el sabor del triunfo sobre sí mismo. Dios describió al hombre como exultante, jactancioso, irritable, desconforme cuando el mal le avecina y mezquino cuando le llega el bien. Las excepciones, según nos dice Dios, son aquellos que permanecen constantes en la oración. Ya que se encuentran a mitad de camino entre los momentos de alegría y de tristeza. Son agradecidos en tiempos de buenaventura y pacientes al atravesar dificultades.
Las emociones descontroladas pueden desgastar a una persona, causando dolor e insomnio. Cuando un hombre se enoja, se enfurece, amenaza a los demás, pierde el control sobre sí mismo y sobrepasa las fronteras de la justicia y del equilibrio. Mientras que si está feliz, se olvida de sí mismo y sobrepasa los límites de la modestia.
Cuando se aleja de una persona, la subestima, olvida sus virtudes y menosprecia sus buenas cualidades. Y contrariamente, cuando ama a alguien, no escatima en distintas formas de elogios y veneración, mostrándola como el pináculo de la perfección. El Profeta (las Bendiciones y la Paz de Dios sean con él) dijo:
“Ama con moderación, que puede llegar el día en que aborrezcas a quien amabas. Odia con moderación, ya que puede llegar el día en que ames a quien aborrecías”.
En otro dicho el Profeta (las Bendiciones y la Paz de Dios sean con él) dijo:
“Te pido Oh Dios que me hagas justo, tanto en momentos de ira como de alegría.”
Si una persona le pone límites a sus emociones, controlando su mente y dando a cada asunto la importancia que le corresponde, habrá dado un paso más en el camino de la sabiduría y el verdadero entendimiento.
“Por cierto que enviamos a nuestros Mensajeros con las pruebas evidentes e hicimos descender con ellos el Libro y la balanza de la justicia para que los hombres sean equitativos”. (Corán 57:25)
De hecho, el Islam trajo consigo el equilibrio que es necesario tanto en los asuntos morales como en la conducta.
“Hicimos de vosotros una comunidad moderada y justa” (Corán 2:143)
Es una obligación ser justo en nuestros modales y todos los demás asuntos de nuestra vida. El Islam se basa en la verdad, la justicia y la honestidad.
“La Palabra de tu Señor es completamente cierta y justa”. (Corán 6:115)
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