lunes, 11 de octubre de 2010
Para no tener que lamentarse
Las personas son creadas con muchas debilidades e imperfecciones. A lo largo de nuestras vidas nos olvidamos de muchas cosas y cometemos errores incontables. Sin embargo, a través del arrepentimiento que Dios nos concede como un gran favor, siempre es posible corregir nuestras equivocaciones en este mundo. En realidad, el propósito con el que fue creado el mundo es ese: se trata del lugar donde el ser humano se educa, purifica de sus errores y es puesto a prueba. Es probable que nos lamentemos profundamente de nuestros equívocos o del rumbo que le dimos a nuestras vidas. Pero siempre es posible compensar todos esos desaciertos. Después de arrepentirnos sinceramente podemos buscar con mucha esperanza el perdón de Dios.
El Todopoderoso nos da en el Corán las buenas nuevas de que perdonará todo pecado a condición de un arrepentimiento sincero. Además, Dios sabe lo que pensamos aunque no lo manifestemos. Sabe si somos veraces o no con El. En el Corán menciona lo cerca que está de sus siervos:
Vuestro Señor conoce bien vuestros pensamientos. Si sois justos... El es indulgente con los que se arrepienten sinceramente (Corán, 17:25).
No obstante, aquí se presenta otro hecho importante. Después de la muerte no es posible compensar los errores y pecados cometidos en este mundo, a menos que Dios desee otra cosa. Por lo tanto no tenemos ni un solo segundo para perder. Los minutos pasan en un abrir y cerrar de ojos y cada tic tac del reloj nos aproxima más a la muerte. Por otra parte, nunca podemos pronosticar el momento en que falleceremos. El día, la hora, el minuto y segundo en que ocurrirá, escapa totalmente a nuestro conocimiento. Pero lo cierto es que moriremos y que tendremos que rendir cuentas de nuestras acciones en presencia de Dios. En consecuencia, debemos tener presente que podemos expirar en cualquier momento, posiblemente bastante cercano. Si no queremos lamentarnos en la otra vida debemos reconocer aquí los errores en nuestras conductas.
¿Qué pasaría si nos topamos ahora mismo con los ángeles de la muerte? ¿Seríamos capaces de rendir cuentas de todos los años que vivimos en la Tierra?
¿Qué hemos hecho hasta ahora para ganarnos la aprobación de Dios?
¿Hemos sido lo suficientemente meticulosos en el cumplimiento de las órdenes de Dios?
Habrá personas que no podrán responder de manera positiva algunas de esas preguntas. Pero si se arrepienten sinceramente y se comprometen absolutamente a vivir como para ganarse el agrado de Dios, entonces pueden esperar Su perdón, algo que el Mensajero de Dios (PB) buscaba con frecuencia: Por Dios, busco el perdón de Dios y me vuelvo a El arrepentido todos los días más de setenta veces (Bujari)
Debemos refugiarnos en Dios, Quien es al-Ghaffar (El Perdonador), al-Halim (El Indulgente, Clemente) y al-Tawwab (El Aceptador del Arrepentimiento) . Dios premiará sin reservas a quienes perseveran y se vuelven a El de seguido, Quien ciertamente perdona a Sus siervos que Le dan testimonio de fidelidad y premia las buenas obras de la mejor manera. Dios comunica esta buena nueva:
Lo que vosotros tenéis se agota. En cambio, lo que Dios tiene perdura. A los que tengan paciencia les retribuiremos, sí, con arreglo a sus mejores obras. Al creyente, varón o hembra, que obre bien, le haremos, ciertamente, que viva una vida buena y le retribuiremos, sí, con arreglo a sus mejores obras (Corán, 16:96-97).
El Mensajero de Dios (PB) también pidió a los creyentes que se mantengan firmes en su buen obrar y les dio la buena nueva de que serían premiados por Dios si proceden así. Dijo el Profeta (PB): “Continúen haciendo (buenas obras) porque lo hallarán fácil (les llevará a su lugar de destino)”. Luego recitó: “En cuanto a quien da en caridad y cumple con Dios y cree en el mejor premio de Dios (Este le compensará por lo que gasta en Su camino). De esta manera, le allanaremos el camino de tranquilidad. Pero el codicioso miserable... . para él el sendero del mal” (Bujari)
Nunca olvidemos que en algún momento la muerte nos atrapará. Y aunque nuestro pesar sea muy grande ya no tendremos oportunidad de corregir los errores cometidos en la vida mundanal. Debido a ello deberíamos, sin perder tiempo alguno, arrepentirnos ante Dios y vivir según Sus órdenes y las tradiciones del Profeta (PB). Esa es la única manera de ser un siervo sobre quien Dios derrama Su misericordia y amor. Repetimos, esta es la única manera de alcanzar el Paraíso, la morada eterna que Dios dispone para Sus creyentes sinceros.
Antes de Lamentarse
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